Ad superna intenti
Desde niños escuchamos frases cuyos significados entendemos cuando somos adultos; así, una estrategia de negocio puede resumirse en una frase o párrafo, que tendrá sentido si a diario vivimos su significado. Este 2020, mi colegio Cristóbal Colón cumplió 109 años educando a miles de jóvenes en valores impregnados en la frase ‘Ad superna intenti’: Nacidos para cosas grandes, proyectados a cosas superiores; o, lanzados al infinito, a lo alto…
En un ecosistema de emprendimiento, al iniciar una aventura empresarial, debemos reflexionar sobre la estrategia del negocio y el propósito de la empresa; de manera que, al igual que los jóvenes cristobalinos se preparan en el colegio para un propósito en la vida, las nuevas empresas deben hacerlo para salir al mercado y perdurar en el tiempo.
Tuve buenos profesores, pero quien marcó mi vida para apuntar siempre a lo más alto fue mi entrenador de baloncesto, Honorato Haro. Él nos enseñó a jugar limpio, respetar a los demás, prepararnos mental y físicamente, con estrategia para cada partido. Conoció nuestras fortalezas-debilidades, las de la competencia, pensó que podríamos llegar lejos jugando en equipo, por eso fuimos campeones por tres años seguidos y base de las selecciones juveniles de Guayas y Ecuador en 1976-77.
Al igual que en el deporte, al iniciar una aventura empresarial, debemos contar con mentores, estrategias de negocio claras; y, un producto o servicio con buena propuesta de valor, que involucre las siguientes aristas: a) Analizar los ambientes político, tecnológico, laboral, económico, ambiental, tributario y legal; b) Aplicar las cinco fuerzas de Michael Porter; y, c) Conocer y aplicar La estrategia de océano azul de W. Chan Kim y Renée Mauborgne.
Como Porter recomienda, iniciemos un negocio sin depender de un solo cliente, proveedor o acreedor, ni encontrarnos sumergidos en una industria muy competitiva, en un océano rojo; innovemos con productos que naveguen en océanos azules, como lo han hecho Airbnb, ByteDance (TikTok), Stripe o SpaceX, empresas cuya estrategia inicial se desarrolló en mercados sin competencia o en nichos con pocos participantes.
Es diferente comenzar un negocio en tiempos de crecimiento económico que en época de COVID-19 –causante de graves efectos económicos mundiales–. En pocos meses tendremos elecciones presidenciales, generando incertidumbre para la toma de decisiones de inversión; sin embargo, podemos emprender porque el ecosistema tiene una ley de emprendimiento con significativas ventajas para establecer empresas online, llamadas Sociedades por Acciones Simplificadas (SAS).
En conclusión, cumplamos el debido proceso (due dilligence), mitigando los riesgos de mercado. La estrategia de negocio sería única, diferente, innovadora, exponencial, contando con recursos humanos comprometidos con la empresa, apasionados por sus valores, como nosotros en nuestro colegio con la frase: “Ad superna intenti”… Nacidos para cosas grandes, apuntando a lo más alto… (O)